31.8.06

Una soledad que va y viene

Cuando era niña la soledad me acosaba todo el tiempo: se metía dentro de mis tiempos muertos y se apoderaba de mí con un escalofrío que poseía mi cuarto entero. Iba al cuarto de mi mamá y le decía: Estoy aburrida. Mi mamá nunca sabía exactamente qué decirme: o me recordaba obligaciones postergadas o me daba opciones irrealizables. Y yo no tenía ganas de arreglar mi cuarto ni de ir a presentarme a la gente como loquita. Me acostaba junto a ella, sentía su cuarto más oscuro que nunca y mi vida más aburrida y solitaria que la de cualquiera.

¿Por qué no tengo aventuras? Escribía en uno de esos diarios rosas de Kitty, luego de adolescente releía el diario y tachaba esa frase. Qué patética, pensaba. Pero cuando niña la palabra aventura era el sueño de viajar por todo el mundo en un barco pirata, sintiendo el aire en mi cabello, tomando el timón entre mis manos, sintiendo la suavidad de la madera, lista para descubrir lugares fabulosos.

En los años que siguieron la cabeza se me llenaba de historias, de diálogos interminables y de las situaciones más inusuales. Un día se me ocurrió empezar a escribir algunas de esas cosas. Y así es como recuerdo, por ejemplo, cuando soñé que tenía un cuarto lleno de cheetos de bolitas y cada vez que me acuerdo sonrío. El otro día me preguntaron cuál era mi fantasía y de entre tantos sueños de grandeza mencionados por los demás, yo sólo podía pensar en ir a la Tierra de los Chocolates. ¿La de Charlie y la fábrica de los chocolates? No, la de Homero.

Y así las historias se metían todos los días en mi mente y lo único que me daba calma era escribirlas. La idea absurda que me martillaba en la cabeza pronto adquiría sentido con otras ideas que parecían dictadas en voz baja. Luego empecé a encontrar placer en leerlas y en corregirlas y volver a transcribirlas y volver a leerlas y volver a corregirlas.

Con el pasar del tiempo me acostumbré a callar el murmullo de la tensión y a darle por su lado a la soledad. Cuando se me metía muy dentro, me subía al techo a ver el cielo o pedaleaba hasta casa de una amiga. Un tiempo hasta me agarró leyendo sobre impresionismo y me mostraba imágenes que yo trataba de reproducir con papel cartoncillo y pinturas vinílicas. Otras veces me agarró jugando videojuegos en casa de un amigo que armaba "fiestas", definidas según él por la presencia de charritos, coca y dos personas.

En tiempos más duros, la soledad me sacaba las lágrimas a punta de patadas y me hacía imaginarme como la loca de los gatos en una casa llena de libros bonitos. El amor parecía una burla en la lejanía de lo abstracto, en el dolor de lo irrealizable.

Pero un buen día el amor se presentó a mi puerta, discreto, con un esbozo de sonrisa que apenas y anticiparía la locura que estaba por vivir. Mientras el mundo estaba hecho pedazos, yo llevaba todavía el huracán dentro de mí. Pero así como vino se fue, como todo primer amor: insoportablemente doloroso. Y cada pequeño recuerdo hizo brotar palabras e imágenes y escribí algunas de ellas, mientras sepultaba las demás con películas y televisión.

Milagrosamente empecé a encontrar pequeños destellos de gozo: detalles insignificantes que me llenaban de una dicha inexplicable: una frase perfecta, el amarillo que envuelve los atardeceres nublados, una pintura vista al pasar, un explotar en el pecho al caminar... Y volví a sentirme yo otra vez. O tal vez me sentí mucho más yo que nunca por empezar a percibir mi disfrute de estas minucias.

Casi sin darme cuenta, llegó a mí el amor y enseguida la realización laboral. Mi gozo era tan grande que sobrepasaba cualquier cosa y me hacía sentir que cualquier lugar de techos altos y espacios amplios me quedaba chico. El mundo era mío y cada momento era perfecto.

¿Y la soledad? Ni siquiera me acordé de ella: se diluyó entre la gente que iba y venía, entre tantas cosas que invadían mi mente entre explosiones de satisfacción. La soledad, así como si nada, se perdió. La felicidad también se atenuó con el tiempo, pero dejó una capa de tranquilidad encima de mí y el tiempo siguió su camino.

Y todo ésto vino a mi mente porque recién caí en la cuenta de que encuentro un extraño bienestar en quedarme acostada sola, en encerrarme un momento dentro del baño a no hacer nada, en cerrar una puerta y sentir como se aisla el silencio, en comer a solas sin tener que hablar con nadie... Porque de pronto, después de un tiempo de no saber nada de mi soledad, comencé a extrañarla.


Pingüinos bebés

No entiendo muy bien los diálogos, pero los pingüinos están hermosos.

24.8.06

Una ambición desmedida


Acabo de pasar por un mercado y escuchar una voz varonil en el aire diciendo: "Quiero ser asistente de educadora".

Sin importar lo feos que pueden ser los spots de la voz del mercado, como se le llama al conjunto de altavoces que vociferan anuncios en estos rumbos, yo me pregunto: ¿Qué clase de anunciante es éste? ¿De verdad piensan que alguien pudiera tener deseos y ambiciones de ser una asistente de educadora?

A ver, repasemos: entiendo que con el tiempo ser secretaria ha agarrado cashé porque ahora se les llama asistentes y las secres se sienten algo así como la mano derecha del gerente ejecutivo, las súper mujeres, las resuelve-problemas, las sabelotodas, omnicientes, eficientes... aunque sigan haciendo limándose las uñas y guardando la torta en el cajón.

Pero pensemos en una educadora con su mandilito donde guarda las crayolas y la tijera, sentada en una de esas mini sillas que le revientan el trasero, sonándole los mocos a los escuincles, escuchando el griterío todo el día... Por supuesto que su trabajo ha de darle muchas retribuciones personales, pero pensemos en su cheque quincenal. Seamos sinceros: no es un trabajo ambicionado por la mayoría.

Ahora imaginémonos a la asistente de educadora. Para empezar, ¿qué haría una asistente de educadora? ¿Pasarle las crayolas y los plumones a la educadora? ¿Cargar sus cosas? ¿Recoger los juguetes tirados? ¿Contestar el teléfono que la educadora no tiene? ¿Decirle a los papás que la educadora no está?

¿Y si la asistente de educadora se pone ambiciosa, qué pasaría? ¿Trataría de seducir a la educadora para que le consiga un aumento de sueldo de 100 pesos? ¿Le haría chantaje para tener una sub-asistente que se encargue del trabajo sucio? ¿Traumarían a los niños cuando las descubran agarrándose las piernas por debajo de las mesas enanas? ¿Se besarían en el clóset donde guardan el material escolar? ¿Serían el chisme del kínder? ¿Se casarían o la educadora nunca se comprometería con ella?

Ésta y muchas otras incógnitas cruzan por mi cabeza cuando me imagino a una muchacha de pueblo, vestida con una falda raída y una blusa floreada, con unas sandalias de goma cafés por la tierra. Una joven de mirada melancólica que baja de un autobús para ver la ciudad por primera vez. Mira hacia el horizonte y el viento revuelve su cabello enredado. En su mente sólo hay un sueño, un objetivo... ser asistente de educadora.

20.8.06

Espiando a los que me espían


Yo me registré hace un tiempito en la blogalaxia y hoy tenía ganas de ver mi ranking (vanidad, vanidad) nomás para saber cuántas visitas recibo.

Como de repente soy medio dork, le piqué no sé a qué y terminé viendo las estadísticas de este blog que es su casa.

Lo cool fue ver de donde provenían las últimas visitas a mi blog, la verdad es que fue una sorpresa porque yo pensé que sólo algunas amigas lo visitaban.

Gracias a los que me visitan de México, España, Colombia, Polonia, Argentina, Canadá y Estados Unidos. Me hacen sentir súper cosmopolita! :D

Espero que este blog sea de su agrado y espero seguir complaciéndolos con nuevas tonterías ^-^

Hasta la vista ;)

16.8.06

La importancia de llamarse de alguna forma

Cuando mis papás entraron al rollo de tener hijos acordaron que ninguno de nosotros tendría más de un nombre. Mi mamá fue bautizada con un nombre compuesto para complacer a sus dos abuelas y a mi papá le tocó triple nombre por aquello del de Jesús. ¿Para qué poner más nombres de los que se necesitan?

¡Bien ahí papás!

Todavía ayer, cuando pensaba que mis papás eran unos progresistas y adelantados, mi hermano descubrió el acta de matrimonio de mis abuelos maternos. La verdad fue revelada ante nuestros ojos: el que logró un gran avance en materia de brevedad de nombres fue mi abuelito Joaquín.

Y es que si notamos que su nombre era JOSÉ JOAQUÍN DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD, DE LOS SAGRADOS CORAZONES DE JESÚS Y MARÍA, ANTONIO, JUAN NEPOMUCENO, IGNACIO DE LOYOLA, FRANCISCO JAVIER está claro que el hombre en cuestión hizo una importante aportación a la familia al bautizar a mi madre con sólo 2 nombres.

Me lo imagino de niño cuando pasaban la lista en el colegio, seguramente la mitad de la clase se quedaba dormida antes de que terminaran de decir su nombre. Seguramente leyó su acta de nacimiento y se quedó miope. Seguramente intuyó que algo andaba mal cuando notó que su nombre tenía varias comas. Seguramente le guardó un secreto resentimiento a mis bisabuelos y seguramente se juró a sí mismo que sus hijos tendrían nombres como cualquier persona decente: dos nombrecitos, uno detrás del otro, elegantes, significativos, pero sobretodo: breves.

Y es que los nombres son importantes: el Starbucks no sería lo mismo si se llamara Cafetín, Coca-Cola no sería tan exitosa si se llamara Brebafresco, ni Liverpool sería tan nice si se llamara Tixcacalcupul.

Justo ahorita acabo de oír el caso de una pobre a la que bautizaron como Hada. Los chistes no le faltan: Ven-hada, Mi-hada, Toma-hada, Mam-hada...

¿Recuerdan ese capítulo de Los Simpson's en el que Marge y Homero están escogiendo un nombre para Bart? Homero descartó todos los nombres que sonaran a sopla-mocos, mariquita, debilucho, cagón, etc. y escogió uno que no tuviera ninguna connotación negativa... Qué hombre tan visionario el Homero.

Me siento inspirada, creo que ya tengo un par de nombres para mis hijos:


  • J
  • M
  • R

¿Qué les parece? Yo creo que estoy a punto de llevar los nombres de mi familia a otro nivel (?).

14.8.06

Toda una dama


Hoy en la mañana fui al doctor con mi mamá. El doctor en cuestión es papá de una de mis mejores amigas, con quien salí hace poco y le conté: tu papá quiere hacerme un exhudado faringeo. Mi amiga me llenó de anécdotas de exhudados faringeos así que decidí llegar con una playera normal para no arruinar mi blusa del uniforme, por si yo terminaba escupiendo como otros pacientes.

Cuando salimos de la casa, mi mamá me dijo:

-¿Y así te vas a llevar esa blusa? ¿Tan arrugada?
-¿Qué tiene? ¡Ni se nota!
-Cuando regresemos, la planchas. Una dama nunca anda con la blusa arrugada.
-¡Pero yo no soy una dama!
-¿Y por qué no vas a ser una dama?
-Porque las damas tienen peinados raros en la cabeza, sonríen cuando todo está mal y dicen gracias y por favor por todo y yo no soy así...

Seguí recitando una lista de anti-cualidades sacadas de mi imaginación hasta que mi mamá me dijo:

-¿De dónde sacaste todo eso?
-No lo sé, así es como me imagino yo a una dama.

Mientras planchaba (porque finalmente no podía dejar que mi mamá lo hiciera por mí) pensé que tengo una imagen muy curiosa de lo que es una dama. Según yo, una dama:

  • Siempre tiene peinado esponjado.
  • No encuentra verdadera satisfacción en la cama.
  • Aún cuando le insulten de frente, pretende como si nada malo estuviera pasando.
  • Se mete en la vida de los demás como si les estuviera haciendo un favor.
  • Nunca se ríe a carcajadas, siempre está tapándose la boca aunque apenas esboce una sonrisa.
  • Cuando le ofreces algo delicioso, siempre pide un estúpido vasito de agua.
  • Usa vestido cuando todo mundo usa jeans.
  • Nunca entiende los anuncios ni los comerciales.
  • No considera al humor negro como algo gracioso.
  • Cree que las películas inmorales son malas, desde el punto de vista de la realización.
  • Mueren por casarse y conseguir marido, si ya lo tienen o tuvieron, muere por casar a sus hijas y las llenan de retorcidos consejos para atrapar marido.
  • Gusta de acomodar a la gente para una foto como si se tratara de una coreografía.
  • Nunca habla de guerras, muerte o crímenes.
  • Siempre tiene una sonrisa en la cara aunque todo esté del carajo.
  • Siempre contesta que su familia está muy bien, aunque su marido ande con otra, su hijo el chico se drogue y el grande sea travesti.
  • Tiene una bolsa llena de todo lo que uno pudiera necesitar.

No sé si son así o sólo me las imagino, pero por si las moscas, me niego a ser una dama.

Para ustedes, ¿cómo es una dama?

6.8.06

Para limpiar sus pecados, tenga su ticket a la mano


Pues hoy me pasó algo curioso: fui a un bautizo. No sé si fue hace mucho que no iba a uno o si mi cinismo me impide recordar que nunca asisto a las misas pero la verdad es que no sabía en qué consistía la onda de borrar el pecado original y entrar al mundo de los buenos con nombre y toda la cosa.

Hoy en día la cosa no es tan romántica como aparentaba en las fotos de mi bautizo, donde hubo una misa especialmente para mí, me echaron agua suavemente y además tuve chance de verme adorable al momento de disparar el flash.

La cosa empezó así: nos citaron a las 8:30 de la mañana en la Catedral, un amigo mío fue el padrino gay (es decir, padrino fashion), llegamos y la onda era en un apartado de la Catedral, algo así como una capillita, de esas que nunca visitas porque no son cool como la nave nodriza (hold on R2D2).

El próximo a bautizar estaba vestido de mini papa, un mini Juan Pablo II tirando a Juan Diego. Súper cool porque el niño ya camina, ya habla y ya quiere treparse y jalotear todo lo que sea posible. Pero bueno, pronto resulto que el mini papa no era el único con intenciones de eliminar sus pecados de un refrescón: cada fila de la capilla tenía un niño con el el outfit propio del bautizo.

El padre estaba confesando como quien escucha una desgracia con cada persona: se tapaba los ojos y suspiraba. ¡Barabín, barabaum! 30 padres nuestros, 100 aves marías, vete a tu casa de rodillas y deja de ser tan cochino. Sí, padre. Ve con Dios hijo. Después de darse el taco de limpiar pecados, nos hizo chutarnos toda una misa bajo sus órdenes. Y digo bajo sus órdenes porque no había ni terminado una oración cuando ya había dicho: de pie, nos sentamos, nos paramos, 1 2 3, 1 2 3, gimnasia bíblica.

Recordé que la onda con los padres siempre es muy clara: sigue los 10 mandamientos, lee la Biblia porque es la palabra de Dios y no peques porque los malos se van al infierno y los buenos al cielo. Por cierto, nos recordó que los niños que no aprenden a ir a la iglesia con el ejemplo de sus padres terminan vendiendo droga a las 11 años y emborrachándose y acuchillando a su madre a los 12.

Por cierto, en la misa había una sacerdotisa: una suerte de Punky Bruster que recitaba oraciones en el micrófono mientras limpiaba, llevaba y traía los instrumentos sacerdotales. Al final del final de las cosas, el Padre dijo que si por favor, fueran tan amables de dar algo para sus refrescos por sus servicios y la sacerdotisa Bruster pasó la charola de las ofrendas junto con una colega.

Y bueno, la misa terminó y bautizo nada de nada. "Nos estafaron", pensé pero me quedé corta. No sólo nos estafaron, sino que tendríamos que escuchar prácticamente otra misa pero bautizmada. El padre mencionó que había "bendecido o bendito" el agua ayer en la noche. Yo me pregunto: Padre, ¿le costaba mucho trabajo hacer la señal de la cruz sobre el agua hoy en la mañana? ¿Qué acaso los fieles no tenemos derecho a agua bendita fresca?

Lo que sucedió a continuación fue un bautizo multitudinario express: mamás colóquense con sus niños en la punta de la banca y pas pas pas recorrido para enseñar a los padrinos a hacer la señal de la cruz sobre el niño. Siguiente ronda: pas pas pas, untadita en el pechito a cada uno de los 70 niños presentes. Tercera ronda: pas pas pas crisma bautismal, con debidos datos culturales para animar el momento.

Finalmente, dio instrucciones tipo aeromoza para ser buen padrino y no entorpecer irremediablemente el bautizo de tu ahijado poniéndote en la posición incorrecta a la hora del bañito antipecatorial. De cualquier manera, no sirvió: hubo que corregir a todos los padrinos dorkies que no sabían de qué lado cargar al niño y qué mano poner encima de él.

Lo cool es que el bañito era algo súper rápido: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, next!!! ¿Tienen su ticket? Por favor, tengan su ticket a la mano. ¿Nombre? Dasiano Guadalupe yo te bautizo en el nombre del Padre del Hijo (agua hasta la frente), del Hijo (ahí te va a los ojos para que dejes de moverte o despiertes de una buena vez) y del Espíritu Santo (una más para que te ardan los ojos por andar dando lata durante la misa), next!!!

¿Increíble? ¿Inventado? No, no lo es: Dios es mi testigo.

3.8.06

Vuelve el coatí

Hoy descubrí que mi coatí se llama Chito, que es travieso y que no le gusta que lo acaricien porque muerde. Aclaro, no quiere decir que me haya mordido. Les dejo un video donde se puede apreciar a Chito en todo su esplendor:

Pequeña contradicción


Keith Urban, esposo de Nicole Kidman, es cantante de country.

2.8.06

Cuando me desconecto, los toros vuelan

Sé que he andado desconectada pero hasta hoy caí en la cuenta de qué tanto. Resulta que hace meses de meses, hubo un toro que salió al ruedo y decidió que ese era un buen día para volar... y caer encima del público de las gradas.



Sí, todo mundo sabe qué pedo con Pajarito, el toro volador, que si casi le cae a José Ramón, que si le cayó a García Lavín, que si pobre viejita bla bla bla bla. I don´t care. Lo chido es que cuando busqué el video, me encontré con una versión musicalizada de este suceso.

jcerverahauser no tienes madre jajaja, me hiciste reír un chingo!